OPINIÓN
La vida personal de Montalvo tuvo características muy especiales. Su condición de escritor combativo le significó una serie de penalidades y frustraciones. Su ostracismo, la falta de un calor familiar genuino limitó –o definió- su horizonte personal. A esto se añadía su precario estado de salud y la falta de ingresos regulares. Recordemos que Montalvo por su formación fue un espíritu libre. Sus escritos de libelista lo atestiguan. Formado en el seminario de San Luis de los jesuitas, su amor a la lectura le llevó por caminos insospechados. De la retórica y a la filosofía, pasó fácilmente a los clásicos y luego, por decisión propia, aprendió a formar sus ideas y a expresarlas dentro de una rigurosidad suma. Plutarco y Cicerón definieron tempranamente su vocación de grandeza.